Acabo de llegar a casa luego de un largo viaje que me ha llevado a través de distintos lugares mágicos de los Andes. Vibré una vez más en la “Zona X” en Cusco, en la denominada “Puerta de Hayumarca” en Puno, y soñé en la Isla del Sol y en Tiahuanaco en Bolivia. Decenas de veces he visitado esos lugares pero siempre me maravillan. Tocan a cualquiera que abra su corazón. Esas “huacas” o puntos sagrados son, pues, verdaderos agentes de iniciación. Templos abiertos que preparan, pulen, sanan. Pero el periplo no quedó allí. El corolario a semejante recorrido sería nada más y nada menos que el desierto de Atacama en Chile. Y, como digo, acabo de volver de ese escenario de otro mundo, un inmenso lienzo de arena, roca y montañas que atesora uno de los cielos más limpios del planeta. Acampar allí, bajo el brillante manto de estrellas, es una caricia al alma.
Trescientas cuarenta personas de veinticuatro países nos congregamos en Atacama atendiendo una cita de “ellos”. Un contacto programado que nos permitiría cerrar una etapa y empezar otra. Y así ha sido.
Más allá de que “ellos” respondieron con su presencia en los cielos, en el horario previamente indicado, y ante tantos testigos –entre los que se encontraban reconocidos investigadores de varios países–, y de que algunos de los participantes vivieron experiencias directas, realmente extraordinarias, Atacama significó algo más: hilar todo lo que hemos venido haciendo y lo que aún falta por hacer.
Siempre he dicho que este camino es maravilloso, pero exigente. Requiere caminar acorde a los descubrimientos y revelaciones. Involucra responsabilidad y entereza para enfrentar este tipo de experiencias e informaciones que ponen en aprietos a nuestro inmodesto intelecto. Y es que el contacto con “ellos” no es entretenimiento. Es un paso muy importante que liquida tu zona de confort y hace pedazos tus paradigmas mentales. Luego de ello viene una auto-selección: ¿soy capaz de seguir con esto? Y si es así, ¿hasta adónde estoy dispuesto a entregar?
Me voy a tomar unos días de reflexión para redactar un artículo sobre lo que significó Atacama. Lo publicaré en la sección “ovnis” de este sitio web. También imágenes del encuentro y un vídeo de Rob Freeman que registró uno de los “objetos anómalos” pulsando luz sobre el grupo. No estamos solos. Ya lo sabemos. Lo importante es lo que esta relación de contacto significa y cómo va evolucionando de cara al “futuro”, una línea de tiempo que recae ahora mismo en nuestras decisiones y nivel de consciencia.
Gracias a todos por participar de este importante evento.
Desde luego, dije sí en Atacama. Seguimos adelante...