El 24 de junio se cumplieron setenta años del avistamiento de Kenneth Arnold en las cercanías de Mount Rainier, en los Estados Unidos.

Desde aquel encontronazo ovni de 1947 ha corrido mucha agua bajo el puente. Luego de la Segunda Guerra Mundial y en pleno inicio de la “Guerra Fría”, militares, científicos e investigadores civiles dedicarán enormes esfuerzos en entender el misterio de los “no-identificados”. No obstante, al día de hoy, muchos siguen sin entender. Ni siquiera quienes afirmamos haber vivido experiencias directas con los “tripulantes” de esos objetos nos sentimos satisfechos con la información obtenido. Es un asunto esquivo, complejo, resbaladizo. Pero vayamos por partes: Ovni significa “objeto volador no identificado”. No significa “nave extraterrestre”. Sin embargo, diversos estudios militares –como el célebre “Informe Cometa” de Francia– no descartaron la hipótesis extraterrestre para explicar ese incómodo porcentaje de avistamientos que no pudieron ser “catalogados”, ya sea como fenómenos celestes, tecnología humana o sencillamente un fraude. Y podría citar muchos otros casos. Como digo, son setenta años de reportes en la denominada “Era Moderna” de los no-identificados. Setenta años de lagunas, de encubrimientos, de campañas de desinformación y de mentiras grotezcas a manos de los militares –salvo honrosas y contadas excepciones–.

El destino, caprichoso, quiso que estuviese en esa fecha al pie de un lugar de contacto, íntimamente relacionado a la aparición de esas “luces” anómalas. Me refiero a Monte Perdido, en el Pirineo español. Unas doscientas personas de varios países nos congregamos en ese hermoso enclave montañoso y allí charlamos sobre el fenómeno ovni y el contactismo. Parte de esas reflexiones son las que comparto en el artículo de este mes.

Sí, setenta años. Pero aún se sabe poco. Y seguirá siendo así mientras veamos ese fenómeno desde “afuera”. Cuando descubramos que el misterio de los ovnis va más allá del extraterrestre con escafandra que baja de una nave de chapa para tomar muestras del suelo y luego desaparecer, daremos un gran paso. Y es así porque nosotros estamos reflejados en “ellos”…

Setenta años, pero esto es más antiguo de lo que cualquiera supone…

Hay que empezar a ver y recuperar la memoria…