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La mente es como un paracaídas. Solo funciona si la tenemos abierta
Albert Einstein
En 1974, un grupo de jóvenes peruanos afirmaron estar en contacto con seres de otros mundos: entidades de aspecto humano y gran desarrollo psíquico que se comunicaban “telepáticamente” y concertaban encuentros programados con sus naves.

 

Esto ocurría en los arenales de Chilca, al sur de Lima.  Y este mes se cumplen 40 años de haberse iniciado esa aventura. Una de las experiencias de contacto grupal más importantes -y polémicas- de toda la historia de la ufología. Me refiero al Grupo Rama de los hermanos Carlos y Sixto Paz Wells.

Fue el periodista español J.J. Benítez quien dio a conocer a escala internacional la existencia del grupo. Ello debido a un encuentro ovni “previa cita” que Carlos Paz Wells, “Charlie”, le había anunciado con varios días de antelación, y que ocurrió exitosamente en Chilca, la noche del 7 de septiembre de 1974. Benítez nunca se imaginó que su relato de contacto en Perú daría la vuelta al mundo, estimulando la aparición de distintos grupos que procurarán conectarse con los “Guías extraterrestres”.

Desde luego, coordinar los numerosos grupos que se formaron en más de 35 países ⎯especialmente en iberoamérica⎯ fue una tarea titánica. Rama ⎯que de acuerdo a Sixto Paz, significa “Sol en la Tierra”, “irradiar luz al mundo”⎯, existió como organización 17 años. En 1991 se disolvió oficialmente la estructura internacional del movimiento. Sin embargo, la dinámica de los encuentros en Chilca, formación de nuevos grupos y la difusión, se ha mantenido hasta el día de doy. Incluso bajo la rúbrica del nombre que se procuró quitar.

Cuando mi contacto con los extraterrestres empezó a fluir  en 1993, siendo yo un muchacho de 19 años, antiguos miembros de Rama me aconsejaron para entender lo que me estaba ocurriendo. Y estoy muy agradecido. Personas maravillosas como Luz Castilla, Fredy Ancy, Edgar Concha, Willy López, Nimer Obregón, Elard Pastor y todo el grupo de Maranga, fueron mis pilares en aquellos primeros años.

Y debo decir que Sixto Paz, a quien conocí más tarde, en 1995, fue también una persona muy importante para mí. Aprendí mucho, muchísimo de él.

Hoy, luego de varios años de aprendizaje, de ensayo y error, de experiencias e intensas jornadas de difusión, miro las cosas desde otra perspectiva. Es lógico: ya no soy el muchacho de 19 años que recién se adentraba en el mundo de los grupos de contacto. En aquellos años, Willy López, uno de los viejos miembros de Rama ⎯o Rahma, con “h”, como se estila actualmente⎯ me dijo que la experiencia en los grupos asemejaba una “Universidad”. Y tenía razón: era un “entrenamiento” para comprender y experimentar cosas que nos pudiesen ayudar a crecer. De ninguna manera debía ser una “salida de escape” o un “grupo de autoayuda basado en los platillos voladores”.

Para graficar hasta adónde puede llegar la confusión si no se entiende el mensaje, diré que alguna vez he hablado con personas que estuvieron de paso en grupos de contacto, y hoy, alejadas, me dijeron sueltas de huesos: “Ahora estoy en otra etapa, más interior, más dedicado a mi familia”. Y yo les preguntaba: ¿En qué momento los Guías del cosmos te dijeron que dejaras a un lado tu contacto interior y a tu familia? ¡Era todo lo contrario! Pero no lo entendieron. El ser humano suele buscar “culpables” externos a su situación personal.

Vi mucha gente pasar por los grupos. Algunos ingresaban con la expectativa de una experiencia. Otros, siguiendo ciertos ideales o a personas. Y, si algo fallaba, desaparecían. Daba igual porque luego construirán un nuevo paradigma, que defenderán a capa y espada.  Algo nuevo que “les llene”. El asunto es que no entendieron que los grupos de contacto ⎯como Rama⎯ eran solo un lugar de aprendizaje, no un grupo espiritual en donde tenían que resolver sus problemas.

Al final, descubrirán que el verdadero contacto que tenían que alcanzar, no era con nosotros, sino con ustedes mismos”, afirmaba Oxalc, en los primeros mensajes que entregó.

Reflexiono en todo esto porque yo mismo lo viví y me equivoqué muchas veces. Tal vez mis palabras puedan ayudar a las personas que hoy se inician en el contacto y la experiencia grupal, que se debe enfrentar con mucho sentido cómun y alejada de cualquier dogma o estructura sectaria.

La enseñanza más importante la podría resumir en dos puntos que los mismísimos Guías extraterrestres han recalcado más de una vez: el primer “contacto” debe ser con uno mismo y la familia. Y nunca hay que depositar expectativas en “factores externos”, sean éstos líderes o experiencias.Acusar a otro de tu decepción, es sinónimo de no haberte visto reflejado en tus errores”, dicen los lamas.

Los grupos de contacto han sido una gran escuela para mí. Y me atrevo a decir que también para los extraterrestres, que nos observan como una suerte de “psicólogo cósmico” en este “gran hermano planetario”. Entender cómo funciona, es sinónimo de libertad y crecimiento.

Como ya dije, hoy en día veo las cosas desde otra perspectiva. Pero soy un hombre agradecido con todo lo que aprendí. Carlos y Sixto Paz han hecho una labor enorme. Ellos y su padre Don Carlos Paz García, fundador del IPRI (Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias), que ya en los años 50 investigaba el misterio de los ovnis. Puedo tener algunas discrepancias, o puntos de vista complementarios en relación a la interpretación de los mensajes o informaciones que nos han transmitido los extraterrestres, pero ello no nubla mi inmenso sentimiento de agradecimiento a la familia Paz Wells. 

Se cumplen 40 años de esa experiencia de contacto que ha afectado de múltiples formas a miles de personas de todo el mundo. Pienso que es un buen momento para reflexionar en todo lo que se ha aprendido. Y de encarar los tiempos que vienen desde una visión nueva, que solo se adquiere luego de haber caminado, de haber caído, y de haberse levantado.

“El encuentro con nosotros será como dos amigos, que se hallan en el mismo camino, caminando”, afirmaron los Guías del cosmos.

El contacto, continúa. Ahora tenemos que demostrar lo que hemos aprendido...

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